7 de marzo de 2013

Ascenso a Yebel Musa.


El pasado domingo, 3 de junio de 2012,  el grupo Manada compuesto por aficionados a toda actividad al aire libre, amantes de la naturaleza y amigos de los buenos momentos y ante todo amigos entre nosotros, teníamos prevista la subida a la cumbre del Yebel Musa.


La excursión a la más conocida Mujer Muerta era la segunda de las tres programadas para realizar a esta montaña a lo largo del año. Pasada la frontera con Marruecos, a horas intempestivas para ser un domingo y ya desayunados, nos dirigimos al pueblo de Beliones. El tiempo londinense más propio de la feria de agosto provocado por la niebla, nos hizo dudar sobre seguir manteniendo nuestro objetivo o cambiar la ruta pero, Finalmente siguiendo nuestro lema "PODEMOS" decidimos sobre la marcha fijarnos como meta la subida al collado de este monte, parte muy cercana a la cumbre.


La espesa niebla no nos dejaba ver.
La espesa niebla que, en principio podía parecer un inconveniente y estuvo presente en todo el ascenso, hizo que la ruta tuviera un encanto especial y creó el ambiente perfecto para todo tipo de anécdotas y risas entre los asistentes, mientras se sorteaban con visibilidad limitada las dificultades del camino. Sin apenas paradas, llegamos al collado en relativamente poco tiempo o eso fue lo que nos pareció, ya que las conversaciones y buen ambiente eclipsaron el esfuerzo físico y la imposibilidad de hacer las fotos que acostumbramos a las vistas de los lugares que visitamos. Intuimos la cercanía de nuestra vieja amiga la isla del Perejil pero desgraciadamente no pudimos verla.


Tras descansar unos minutos, reponer líquidos y hacernos las fotos oportunas con todo el grupo reunido de nuevo, comenzamos la bajada por una camino distinto al utilizado en la subida. Se podría decir que fuimos haciendo caminos o abriendo nuevas rutas, emulando a antiguos exploradores en tierras cercanas en vez de lejanas, algo que no encanta practicar cuando vamos al monte. Este nuevo sendero de vuelta fue un cauce seco de un arroyo, plagado de piedras que en algunos tramos nos sirvieron de tobogán improvisado ya que no había forma de que las botas se agarraran al terreno. El tiempo parece que nos quiso hacer un guiño al bajar y nos premió por el esfuerzo haciendo desaparecer la niebla y pudimos, entre resbalón y caída sin consecuencias, disfrutar del fantástico paisaje de la bahía de Beliones y los acantilados donde se situaba la antigua ballenera a la vez que bromeábamos con la posibilidad de volver a subir por la mejora de las condiciones climáticas.


Como es habitual en nuestro grupo, terminamos la ruta con actividades más lúdicas y asequibles, como darnos un merecido baño en la preciosa playa de Dalia con ruta gastronómica incluida. Ya estamos preparando la próxima excursión, una de las últimas que se hará durante el verano. Será larga la espera hasta que la realicemos, aunque siempre buscamos alguna excusa para volver a reunirnos. Nos hemos convertido en una gran familia con diferentes opiniones a veces pero siempre con objetivos comunes, amigos de la diversidad en la naturaleza y también de la diversidad como estandarte de un grupo tan unido como el nuestro."



                  TERE HIDALGO

   Track del ascenso 

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